En un barco viajaban veintisiete pasajeros que se llamaban austriaco, belga, chipriota, checo, danés, estonio, finlandés, francés, alemán, griego, húngaros, irlandeses, italianos, letones, lituanos, luxemburgueses, maltes, holandés, polaco, portugués, rumano, eslovaco, español, sueco e inglés.
Cada uno en su lugar de origen decidido realizar un crucero y fueron a comprar los billetes.
El alemán, francés, inglés, austriaco, belga, danés, finlandés luxemburgués, holandés y sueco compraron sus billetes en primera clase, en camarotes con balcón, vistas al mar compartieron mantel con el capitán del barco y durante su estancia en el barco pudieron comer y beber lo que quisieron ya que lo tenían todo incluido.
Otro grupo italiano, irlandés, portugués, español, griego e italiano compraron el billete en segunda clase, su camarote tenía un ojo de buey que se veía el mar, tenían incluido en la comida la bebida un vaso de vino y agua así como el acudir a alguno de los espectáculos que se ofrecían en el buque.
El tercer grupo adquirió sus billetes en tercera clase, sus camarotes no tenían ventanas y en las comidas no tenían derecho a bebidas debían abonarlas aparte, su estancia en el barco se limitaba a pasear por cubierta y bañarse en la piscina.
Eso sí a todos les unía un lazo eran Europeos.
Ahora se está hablando de la Europa de las dos velocidades, acaso España, Grecia o Portugal hemos viajado alguna vez en primera clase, hemos pasado de tercera a segunda con limitaciones y ahora volveremos a tercera y los que están en tercera actualmente quizás jamás suban a segunda.
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